La historia de una pareja perfecta: palomitas & cine
- La Palomita
- 4 dic 2019
- 2 Min. de lectura
Ver una película en el cine sin palomitas es como quedarnos con la mitad de la experiencia. Y es que una de las razones por las que seguimos yendo al cine, incluso en esta época en la que tenemos tantas opciones y plataformas para disfrutar las películas en casa, es precisamente la experiencia completa: la oscuridad, la gran pantalla, el sonido, y, claro, las palomitas.Aunque lo anterior puede sonar romántico, lo cierto es que el éxito de las palomitas en el cine está lejos de acabar, incluso con los altos precios en las dulcerías. Pero ¿cuándo comenzó esta costumbre o tradición de comer palomitas en el cine y por qué nos parecen dos elementos casi indivisibles? Esto se debe a una curiosa historia en donde se combinaron varios elementos: un invento, una época difícil y la expansión de un formato al resto del mundo.
Un invento
Las máquinas para hacer palomitas son básicamente iguales desde que fueran inventadas en 1885 por un hombre llamado Charles Creators. Este inventor de Ohio creó una máquina-carrito en donde se podían hacer palomitas y tostar maní por medio de un mecanismo a vapor. Esta invención ofrecía muchas ventajas pues los vendedores transportar fácilmente su carrito y moverse a donde estuvieran las personas y las palomitas no requerían preparaciones elaboradas.En la actualidad Creators es una compañía que sigue ofreciendo opciones para hacer las más ricas botanas para toda ocasión: hot dogs, nachos, algodones de azúcar y demás.
Una época difícil
En la época de la Gran Depresión la vida fue muy difícil para muchas personas en los Estados Unidos y sus efectos se resintieron en el resto del mundo. Con las cosas tan complicadas el entretenimiento y las golosinas estaban en los últimos lugares de prioridad, por fortuna el maní y las palomitas de maíz eran bastante baratos y su proceso muy sencillo. Es por esto que ganaron gran auge entre las persona que no tenían para darse un gusto mayor. Una bolsa de popcorn llegaba a costar de 5 a 10 centavos, así que se volvió una botana muy popular.Durante la Segunda Guerra Mundial nuestras palomitas de maíz se mantuvieron en el gusto del público debido a que el azúcar, y por consiguiente la producción de dulces, decayó. Los carritos de palomitas y maní se expandieron por muchas ciudades y se volvió una costumbre verlos antes de las funciones de cine. Los dueños de los cines no tardaron en darse cuenta de la popularidad de las palomitas y comenzaron a ofrecer esta rica botana dentro de sus instalaciones.
El cine en el mundo
Cuando las películas mudas dieron paso al cine "talkie" fue más o menos en la misma época que las palomitas comenzaron a formar parte de la tradición de ir al cine. Debemos recordar que las películas sonoras popularizaron el cine, pues cualquier persona podía disfrutar las cintas ya que no tenía que leer la historia en la pantalla. El auge del séptimo arte y la expansión de su público dieron como resultado un formato de disfrutar el cine que se extendió por todas las salas del mundo y prácticamente sigue intacto.
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